¿Un empresario en la boleta? El fenómeno Salinas Pliego rumbo a 2030

¿Un empresario en la boleta? El fenómeno Salinas Pliego rumbo a 2030

Por Impacto Noticias

La política mexicana podría estar a punto de vivir un giro inesperado. Ricardo Salinas Pliego, magnate de las telecomunicaciones, el retail y los medios, ha comenzado a coquetear públicamente con la idea de contender por la presidencia en 2030. Lo que inició como una frase provocadora en su cumpleaños número 70 —“¿por qué no?”— ha encendido el debate sobre si México está listo para un presidente empresario.

Salinas Pliego no es un desconocido. Su estilo frontal, su presencia constante en redes sociales y su capacidad para polarizar opiniones lo han convertido en una figura mediática con peso propio. A diferencia de otros empresarios que se mantienen al margen de la política, él ha optado por confrontar directamente al gobierno, al SAT, a sindicatos y a todo lo que considera “zurdo”. Su discurso recuerda al de líderes como Javier Milei o Donald Trump: directo, disruptivo, sin filtros.

Pero, ¿es eso suficiente para gobernar un país?

El atractivo del outsider

En tiempos de desconfianza hacia los partidos tradicionales, figuras como Salinas Pliego pueden parecer atractivas: no tienen compromisos con estructuras partidistas, hablan claro y prometen eficiencia. Además, su experiencia empresarial podría traducirse —al menos en teoría— en una visión pragmática para resolver problemas estructurales como la burocracia, la corrupción o la ineficiencia del gasto público.

Los riesgos de mezclar negocios y poder

Sin embargo, hay razones de peso para cuestionar seriamente una eventual candidatura. En primer lugar, la concentración de poder económico y político en una sola figura representa un riesgo para la democracia. Salinas Pliego no solo es dueño de empresas clave en sectores estratégicos como medios de comunicación, banca y telecomunicaciones, sino que también mantiene contratos con el Estado. ¿Cómo se garantizaría la imparcialidad en la toma de decisiones?

Además, enfrenta una disputa con el SAT por más de 74 mil millones de pesos en impuestos, lo que ha llevado a algunos analistas a sugerir que su interés en la política podría estar motivado por la búsqueda de fuero constitucional o protección legal. ¿Puede alguien con un litigio fiscal de esa magnitud aspirar legítimamente a la presidencia?

También preocupa su estilo autoritario y confrontativo. Gobernar un país requiere diálogo, negociación y respeto por las instituciones. Su historial de declaraciones incendiarias y su desprecio por actores sociales como sindicatos o medios críticos podrían anticipar un gobierno intolerante a la disidencia.

¿Qué dice la ciudadanía?

En encuestas recientes, Salinas Pliego lidera entre empresarios hipotéticos con más del 50% de intención de voto. Y figuras como Vicente Fox ya lo han respaldado públicamente. El PAN, en busca de renovación, podría ver en él una oportunidad de reconectar con votantes desencantados. Pero una cosa es tener popularidad en redes sociales o en encuestas preliminares, y otra muy distinta es construir una candidatura sólida, con estructura, propuestas y legitimidad democrática.

¿Qué tipo de liderazgo queremos?

La posible candidatura de Ricardo Salinas Pliego no solo plantea preguntas sobre su perfil, sino sobre el tipo de liderazgo que México necesita. ¿Queremos un presidente que administre el país como una empresa? ¿O buscamos un líder que entienda la complejidad social, cultural y política de una nación diversa y desigual?

La democracia no se trata solo de elegir al más popular o al más rico. Se trata de elegir a quien pueda representar a todos, escuchar a todos y gobernar para todos. En ese sentido, más allá de nombres y figuras, el reto está en que como ciudadanía sepamos exigir propuestas, transparencia y compromiso real con el país.