#Opinión || ENTROPÍA POLÍTICA || MORENA: ¿ REVOLUCIÓN EN MOVIMIENTO O MUSEO DE GLORIAS PASADAS?
- Canal Cultural
- 11 ago
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#Opinión || ENTROPÍA POLÍTICA
MORENA: ¿ REVOLUCIÓN EN MOVIMIENTO O MUSEO DE GLORIAS PASADAS?
Por Edgardo López Robles
Querido lector;
En política, como en la vida, lo que no se mueve se marchita. Un movimiento que se detiene, que se conforma, que deja de cuestionar y desmontar las viejas estructuras, se convierte en aquello que alguna vez combatió. Por eso, para la izquierda y Morena, la movilidad no es una opción: es la condición misma de su existencia.
La Cuarta Transformación nació como una sacudida a las bases podridas de un sistema que durante décadas se sostuvo en la simulación democrática, en el control vertical y en la cooptación de conciencias. No surgió para administrar la inercia, sino para romperla. Sin embargo, hay sectores —sí, incluso al interior del propio movimiento— que prefieren la comodidad del statu quo a la incomodidad del cambio. Se trata de resistencias internas que, disfrazadas de prudencia o institucionalidad, esconden intereses propios y un pensamiento profundamente conservador, aunque se envuelvan en el discurso progresista.
La izquierda, para seguir siéndolo, debe estar en movimiento permanente: revisando sus logros, corrigiendo sus errores y enfrentando las inercias que sistemáticamente amenazan con instalarse. La inmovilidad no solo es una pausa; es el principio de la decadencia. Y esa descomposición puede llegar disfrazada de estabilidad, de acuerdos o de supuestas “prioridades mayores”, pero siempre termina con el mismo resultado: la renuncia a transformar.
Hay que decirlo con claridad: la historia de los movimientos políticos está llena de ejemplos en los que el triunfo inicial se convirtió en el inicio del fin. Revoluciones que, después de conquistar el poder, se petrificaron en él. Partidos que, tras romper el molde, lo reconstruyeron para convertirse en su nueva versión. Gobiernos que, luego de prometer abrir caminos, los cerraron en cuanto llegaron al destino.
Hoy, en agosto de 2025, México no vive en un sistema de partido único de Estado. Tenemos elecciones competidas, consultas populares, mecanismos de participación y hasta jueces electos por voto ciudadano. El escenario político es otro, aunque eso no significa que las viejas estructuras de control, corrupción e inequidad hayan desaparecido; simplemente mutaron. Cambiaron de rostro, pero no de naturaleza. Por eso, el movimiento debería entender que su legitimidad no proviene de la permanencia en el poder, sino de la capacidad de seguir abriendo caminos. La 4T no puede permitirse ser un museo de glorias pasadas; debe ser un taller en permanente construcción. Lo que implica incomodar, incluso a quienes están dentro.
No basta con señalar a la oposición como el adversario único. La lucha también es interna, contra las inercias que quieren detener la marcha, frente al conservadurismo que se cuela por las rendijas del poder. Un movimiento vivo es el que se atreve a transformarse a sí mismo, a romper sus propias certezas cuando éstas dejan de servir al pueblo y solo benefician a unos cuantos.
La movilidad es la esencia del movimiento. La quietud es su muerte. Y en política, cuando un proyecto deja de moverse, no tarda en ser sustituido por otro que sí lo haga, aunque ese otro signifique un retroceso. El reto es claro: seguir avanzando, a pesar de que el cambio incomode. Porque el día que dejemos de caminar, habremos comenzado a regresar.
¡Nos leemos en la próxima edición!
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