Cuando la limpieza se convierte en protesta: el paro en el Hospital de Zacatlán

Cuando la limpieza se convierte en protesta: el paro en el Hospital de Zacatlán

La salud pública no solo depende de médicos, enfermeras y medicamentos. También se sostiene sobre el trabajo silencioso pero esencial de quienes mantienen limpios y funcionales los espacios hospitalarios. Esta semana, ese engranaje invisible se detuvo en Zacatlán.

El personal de intendencia del Hospital General inició un paro laboral indefinido ante el incumplimiento en el pago de dos quincenas. Son 24 trabajadores subcontratados por la empresa LAMAP, quienes decidieron alzar la voz tras meses de retrasos y promesas incumplidas. Su protesta no solo es legítima, es urgente.

La falta de limpieza en un hospital no es un detalle menor. Es una amenaza directa a la salubridad, a la seguridad de pacientes y al funcionamiento general del nosocomio. Sin embargo, lo más grave no es la suspensión de labores, sino la indiferencia institucional que los trabajadores denuncian. A pesar de haber notificado a las autoridades, no han recibido respuesta ni solución.

Este caso no es aislado. Se suma a otras manifestaciones en unidades médicas del estado, donde el personal subcontratado enfrenta condiciones precarias, pagos irregulares y nula protección laboral. ¿Hasta cuándo se normalizará que quienes cuidan la salud de todos trabajen sin garantías mínimas?

La subcontratación en el sector salud ha sido una práctica común, pero cada vez más cuestionada. Empresas como LAMAP operan bajo contratos con el gobierno, pero cuando fallan, los afectados son los trabajadores y, por extensión, los pacientes. ¿Quién supervisa a estas compañías? ¿Quién responde cuando incumplen?

Los trabajadores han sido claros: no levantarán el paro hasta que se les pague lo que se les debe y se respeten sus derechos. Y tienen razón. Su labor es esencial, y su dignidad no puede seguir siendo ignorada.

Este paro es más que una protesta. Es un llamado a revisar cómo se gestiona el trabajo en los hospitales públicos, a garantizar condiciones justas y a reconocer que la salud empieza también por quienes limpian, cuidan y sostienen los espacios donde se salva vidas.